El hérpes zoster o como se le conoce coloquialmente “culebrilla” es una patología poco común que se presenta en personas que ya han sufrido de varicela y la probabilidad de presentarla aumenta a medida que las personas envejecen, por tal motivo es más frecuente en adultos y personas de la tercera edad.
Esta enfermedad es causada por el virus de la varicela zóster, el mismo virus que causa la varicela. Después de que una persona se recupera de la varicela, el virus permanece latente (inactivo) en los ganglios de los nervios raquídeos posteriores y en los ganglios sensitivos de los pares craneales. No se sabe con claridad cuáles son los factores que reactivan el virus, generalmente los pacientes que presenta herpes zoster no tienen antecedentes de contacto con otras personas con la misma patología, pero si es frecuente que se presente en personas con la inmunidad disminuida como por ejemplo en leucemias , linfomas , HIV, desnutrición , estrés, diabéticos, uso prolongados de corticoides o inmunosupresores en personas trasplantadas.
El herpes zoster generalmente suele presentarse como un único episodio en la vida, sin embargo hay algunos individuos que pueden presentar otros episodios afectando el mismo dermatoma en la mayoría de los casos. La forma de contagio de este virus es a través de contacto directo de las secreciones de las vesículas en el brote agudo , por lo cual se debe evitar el contacto con embarazadas , niños que no hayan tenido varicela, personas inmunodeprimidas o con alteración de la inmunidad, en la fase de costrosa las personas dejan de ser contagiosas.
La presentación clínica del herpes zoster, puede comenzar con dolor tipo punzada o ardor, además de otros síntomas como adormecimiento o prurito (picazón) de un dermatoma; la gravedad del dolor puede ser de leve a severo según el grupo etario siendo más severo en adultos mayores. Posteriormente entre el segundo y tercer día aparecen las lesiones tipo pápulas y vesículas (ampollas pequeñas) en el área del dolor ; entre el séptimo y decimo día las lesiones se secan y se forman costras las cuales desaparecen de dos a cuatro semanas.
El diagnóstico de esta patología por lo general es clínico, no se requieren de un laboratorio adicional excepto cuando existen dudas diagnósticas.
El tratamiento es importante el inicio en lo posible en los primeros días del brote (24-72 horas) para acortar la duración y la gravedad de la enfermedad. El tratamiento se realiza con antivirales por el tiempo establecido por el especialista.
El tratamiento además esta indicado para prevenir secuelas como dolor o neuralgias post-herpética que es la complicación más común.
Si la afectación de este virus es en áreas del nervio trigémino (cara) también es importante iniciar el tratamiento antiviral acompañado de antiinflamatorios potentes para prevenir secuelas a nivel ocular y auditivo; en estos casos por lo general requieren de una hospitalización para su manejo.
Si sospecha tener herpes zoster recuerde:
• Consultar al médico de forma inmediata, no es una urgencia vital, pero si es necesario el inicio de tratamiento lo antes posible.
• No utilice remedios caseros sobre el área afectada, podría generar irritación.
• No aplicar objetos calientes ya que pueden ocasionar quemaduras y dejar cicatrices.
• Mantenga el área afectada cubierta y evite tocarse o rascarse.
• Lavar las manos con frecuencia si ha manipulado las lesiones y así evitar la propagación del virus.
• Si esta con la presencia de vesículas evite el contactó con: embarazadas , niños y adultos mayores que nunca hayan tenido varicela o que no estén vacunadas contra esta enfermedad, bebes prematuros o de bajo peso, personas con sistemas inmunitarios alterados.
Dr. Cristian Rocha
Médica Dermatólogo
RyZ Dermatech